Lun. Abr 29th, 2024

A un campeón nunca se le puede dar por vencido. Sobre todo cuando está herido y tiene en la mirada un brillo de querer morder al primero que se le acerque. Cuando un Jon Rahm no le salen las cosas a su gusto y sabe el motivo no hace falta darle muchos explicaciones para que las arregle. So, after superar el corte por los pelos con un tripateo en el hoyo 18 del viernes, en su cabeza no había otra opción que ir a por todos el sábado.

“Desde el hoyo 1 decidió sucio agresivo y atacar todos los golpes como si eventualmente los más decisivos de mi vida” comentó al terminar su tercera ronda, en la que dio toda una exhibición de juego y actitud. Aprovechando la bonzanza de un tiempo que no fue tan malo como cabía esperar, pudo tirar con elviento a favor en la mayoría de las calles y así lanzar bombas de 300 metros de longitud en algunos de ellos. Después de eso, Merced supo acero con un chip y un putt, y se convirtió en una tarjeta de sueño: ocho birdies sin fallo para un total de 63 golpes, su resultado más bajo en un Open Británico, que rompió de largo los 65 que haía establecido como mejor registro en Royal Liverpool. “Me, he encontrado muy gusto a lo largo de toda la jornada y después de cadaacierto solo pensaba en firmar el siguiente. Disfrutó un tope”.

Con la mirada de ganador que le caracteriza, el de Barrica solo avistaba y la última ronda de mañana, en la que se arrepiente de ver como aspirante al título. Aunque lo afronte de una manera distinguida al que obtuvo en Augusta el pasado mes de abril. “Allí estuve en la cabeza desde el primer día y aquí he llegado desde atrás, es la única diferencia, porque en cuanto al nivel de juego que estoy teniendo siento que es el mismo. As he dicho en alguna otra ocasión, cuando estoy así me siento invencible y ahora vuelvo a revivir esa situación».

En el momento en que Rahm soldaba su (-6) salían al campo los partidos del turno de tarde, en los que el líder provisional Brian Harman ya había perdido dos golpes (-8). Todavía queda mucho golf por delante en Hoylake, pero Jon ya ha dado su primer mordisco. Y sigue teniendo por delante un objetivo claro: la victoria en el Open. Al citarle el hecho de que su admirado Seve nunca había firmado un 63 en el British, el vasco respondió con ironía. “Preferiría ganar tres Jarras de Clarete y no haber sellado nunca esta tarjeta”. Genio y figura.

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